La presencia ejecutiva es un concepto que la gente reconoce cuando lo ve, aunque no esté bien definido. Es un conjunto de aptitudes muy valorado a la hora de considerar ascensos y puestos de liderazgo. Más allá de los puestos directivos, los elementos individuales de la presencia pueden ser útiles para cualquiera que desarrolle su carrera profesional. Curiosamente, no es un conjunto de habilidades sobre el que mucha gente reciba formación, al menos hasta que alcanzan un alto nivel de liderazgo.
¿Qué es la presencia ejecutiva?
Algunos se centran en las habilidades de presentación cuando piensan en la presencia ejecutiva. Otros se centran en los rasgos de personalidad y carácter. Otra forma de pensarlo es la probabilidad de que los demás sigan la dirección de alguien y cómo perciben a esa persona los demás. Creo que es útil considerar la presencia como un conjunto de habilidades y rasgos que pueden desarrollarse: la gente puede mejorar en ello. Hay características que se utilizan a menudo para describir la presencia, como:
- Auténtica. La gente debe verte como alguien auténtico, natural, justo, abierto y digno de confianza. Muchos líderes muy públicos y famosos fracasan en su intento de ser auténticos, sobre todo en momentos de crisis. Los indicadores de una presencia poco auténtica pueden ser un discurso guionizado/estilizado, demasiadas palabras de moda en el mundo de los negocios, respuestas evasivas o patrones de habla vacilantes (piensa en ums y ahs).
- Carismática. Debes tener la capacidad de atraer a los demás y animarles a que confíen en ti y se apoyen en ti. El carisma es una combinación de habilidades verbales y no verbales que te hacen «atractivo» para las personas con las que interactúas. A veces la gente lo describe como «atracción».
- Claro y conciso. La capacidad de ser claro y conciso es como un indicador de salud. La gente deduce que tienes claridad de pensamiento y una gran capacidad para procesar la información. Puedes evaluar las necesidades de tu público y proporcionarle los detalles necesarios en un lenguaje apropiado para ellos, sin información superflua ni demasiados detalles. Estas habilidades te ayudan a ser un comunicador directo.
- Competente y seguro de sí mismo. La competencia abarca ámbitos técnicos y no técnicos, y debes ser capaz de afirmar lo que sabes con confianza. El exceso de confianza/arrogancia puede transmitir presencia, pero es una base inestable: a largo plazo, la gente se desenganchará de este estilo de liderazgo. Así pues, probablemente sea mejor aspirar a la confianza, pero manteniéndose abierto a nuevas aportaciones y puntos de vista.
- Inspirador. Tus palabras y acciones animan a los demás a seguirte, a apoyar tus esfuerzos estratégicos y a alinearse con tu visión. Si hay una crisis o un tema delicado que tratar, la gente se siente segura y tranquila de que hay un camino a seguir cuando te comprometes con ellos.
- Conocedor. Este rasgo va unido a la competencia, pero abarca una gama más amplia de ámbitos de los que tienes algo más que un conocimiento pasajero. Incluso cuando te enfrentas a un escenario inesperado o a una pregunta desafiante, tienes una base de experiencia/conocimiento que se manifiesta en la forma en que respondes y metes a los demás en la conversación.
- Cabeza fría. La compostura es un componente importante de la presencia ejecutiva. Mantienes la calma en situaciones estresantes y puedes separar las respuestas emocionales de las discusiones para ayudar a la gente a mantenerse centrada en el tema que se está tratando/el camino a seguir. La gente confía en ti para que les guíes y les hables con calma y franqueza.
- Presencia personal y física. Este atributo indica aplomo y comportamiento. Es una combinación de tu estilo de comunicación, conocimiento de las personas, inteligencia emocional y comportamiento. Es probable que haya un elemento de confianza física que se extienda a los demás, con señales no verbales que indican compromiso. La apariencia también forma parte del paquete, por eso la gente se centra en vestir adecuadamente (para la situación, la cultura de la organización, etc.).
- Profesional. Aportas experiencia, conocimientos, estatus y reputación a cada debate, y te mantienes abierto y accesible. La gente te considera creíble y digno de confianza. Tienes una gran capacidad de comunicación y puedes compartir ideas de forma persuasiva.
Pero no hay ni debe haber una forma «única» de tener presencia, como tampoco hay una única forma de ser un líder fuerte. Tus experiencias, tu personalidad e incluso tu estilo influyen en cómo será tu presencia y qué impresión causarás en los demás. De nuevo, al igual que el «ajuste cultural», una organización que mantiene una idea rígida de lo que es la presencia ejecutiva puede excluir a personas (a propósito o inconscientemente) en su idea de un líder. Se puede considerar que las personas que se salen de la norma en apariencia, vestimenta o estilo de presentación tienen poca presencia ejecutiva, aunque sus aportaciones reales y/o diferencias puedan ser beneficiosas para la empresa.
Por qué todo el mundo puede trabajar y mejorar su presencia
Las habilidades y características que fortalecen la presencia pueden ayudarte a desenvolverte en muchas situaciones y dinámicas profesionales diferentes, como por ejemplo:
- Liderar proyectos y colaborar con diferentes personalidades.
- Defender ideas, a tu equipo o a ti mismo.
- Construir influencia y credibilidad.
- Inspirar a los demás y dejar una buena impresión en personas de todos los niveles de tu organización.
- Gestionar situaciones estresantes o difíciles.
- Negociar para obtener resultados satisfactorios.
- Mejorar las oportunidades profesionales.
Construir la presencia puede ser transformador para tu carrera y para la forma en que te percibes a ti mismo y a tus capacidades. Las empresas que tienen líderes con presencia ejecutiva también deben esperar algunos beneficios. Pueden tener un impacto positivo en:
- La moral de los empleados. Los empleados confían en sus líderes y probablemente sean más conscientes de lo que hay que hacer y de su papel/valor en la empresa.
- Gestión del cambio. Los líderes pueden aportar sus puntos fuertes a los procesos de gestión del cambio y proporcionar la información, la inspiración y la mano firme necesarias para acompañar a los equipos a lo largo del proceso.
- Innovación y resistencia. Los líderes con presencia pueden influir en el cambio cultural más rápidamente y con mayor capacidad de permanencia. En una crisis o situación estresante, son fiables y capaces, lo que tranquiliza a su equipo y ayuda a todos a seguir adelante.
Señales de que necesitas trabajar en ello
La presencia ejecutiva se plantea a menudo para los líderes en desarrollo con respecto a la impresión que causan en otros líderes. En muchas organizaciones, es esa dinámica la que determina la preparación de alguien para asumir un papel de liderazgo mayor. Si sales de una reunión clave con la sensación de no haber dado en el clavo, puedes empezar por preguntarte por qué. Algunas señales de que tienes trabajo por hacer son:
- Comentarios específicos de los altos cargos o en tu revisión anual.
- Los altos dirigentes te hacen la misma pregunta varias veces. Esto indica que aún no han escuchado la información crítica que necesitan. A menudo, se debe a que se ha perdido entre todos los detalles adicionales, entre la información que les has proporcionado.
- Con frecuencia te sientes excluido de conversaciones importantes en las que crees que deberías estar incluido.
- Te preocupas más por tu rendimiento que por lo que tienes que aportar a una gran conversación.
Desarrollar una presencia ejecutiva más fuerte
Algunas personas piensan que la presencia ejecutiva es algo que se tiene o no se tiene. Los líderes eficaces pueden pensar que es un talento natural que tienen. Las personas que dudan de su capacidad de liderazgo pueden pensar que es un talento natural que no tienen. Pero las habilidades y atributos de las personas con presencia se pueden aprender. El coaching ejecutivo es una gran industria y los coaches personales pueden ser una gran opción para las personas que acceden a puestos directivos. Sin embargo, hay pasos de desarrollo que cualquiera puede dar para trabajar su presencia.
- Siéntete cómodo con el cambio. Trabaja en cómo gestionar tus respuestas a los cambios y desarrolla habilidades de resolución de problemas, de modo que tengas marcos y estrategias de afrontamiento fácilmente disponibles cuando los necesites. Esto incluye practicar cómo dar una respuesta eficaz sin preparación (un signo seguro de presencia ejecutiva).
- Desarrolla habilidades de síntesis. Un estilo de comunicación conciso es coherente con la presencia. Puedes empezar en las reuniones centrándote en cómo dar más información con menos palabras y haciendo las preguntas adecuadas para ser más eficaz en tus comunicaciones y decisiones.
- Habla con intención. La coach ejecutiva Kris Verlé sugiere este enfoque para interiorizar una estructura clara: Empieza con una exposición breve pero clara de tu opinión. Refuerza esa opinión con hechos e ideas, seguida de un ejemplo o una anécdota que ilustre tu punto anterior. Cierra tu argumento resumiéndolo en una sola frase.
- Sé decidido. Toma una decisión con conocimiento de causa, y luego comunícala con confianza (pero no con arrogancia). Tienes que estar abierto a nueva información, pero no evites tomar decisiones por miedo a tener que enmendarlas más tarde. Aunque no seas el líder, puedes preparar algunos temas de conversación y dar prioridad a los que definitivamente quieres hacer. Esta preparación también facilitará el avance de la conversación si las cosas se atascan.
- Refuerza tu pensamiento a corto y largo plazo. Tienes que tener en cuenta ambas cosas para tener un verdadero sentido de las implicaciones u oportunidades. Incluye cómo afectarán las decisiones, cambios u oportunidades a las personas y no sólo a tu equipo/negocio.
- Encuentra tu inspiración y compártela. A menudo somos más elocuentes y dinámicos cuando hablamos de las cosas que nos importan. Puedes trasladar parte de ese dinamismo a otros ámbitos de tu vida laboral.
- Trabaja tu autoconciencia y tu lenguaje corporal. Cuando te encuentres en una situación de presión, reflexiona sobre tus reacciones y piensa en lo que podría hacer en tu lugar un líder experimentado y con presencia. Esto es un poco «fingir hasta que lo consigas», pero con el tiempo te resultará más cómodo. Tu lenguaje corporal transmite tu nivel de comodidad, confianza y competencia.
- Grábate. Esto puede resultar muy incómodo, pero es muy difícil juzgar tu tono, comportamiento y estilo al hacer presentaciones o exposiciones mientras estás en el momento. Cuando te mires/escuches después, hazlo con el punto de vista de alguien que está decidiendo si hacer o no lo que le pides.
- Practica la escucha activa. Si hablas más de lo que escuchas, la gente dejará de escucharte. Sé bueno detectando pistas e incorporando esa información a tu enfoque. Mantente plenamente presente en cada conversación y demuestra apertura.
- Copia a la gente que lo hace bien. No es que intentes cambiarte a ti mismo hasta hacerte irreconocible, pero fíjate en la forma en que ellos hacen acto de presencia y adapta a tu enfoque algunos de esos elementos que encajan con tu estilo.
- Habilidades interpersonales. Céntrate en desarrollar habilidades interpersonales y en ser bueno «leyendo la sala». Tu capacidad para adaptarte a diferentes estilos, motivaciones y situaciones te ayudará a ganar confianza en tu capacidad para fomentar la colaboración y asumir el liderazgo.
- Busca opiniones. Después de una reunión o presentación, pide a algunas personas que te den su opinión sobre tu presencia y estilo. Si tienes a alguien en el trabajo en quien confías para que te dé respuestas directas, es una buena persona a quien preguntar.